A partir de 1970, va generalizándose en España la escuela
mixta. Esto no es consecuencia de un debate pedagógico o de la lucha
reivindicativa de las mujeres, sino de la necesidad de legitimar un sistema
educativo en el que formalmente hayan desaparecido las diferencias de trato a
los individuos.
La reflexión sobre la problemática escolar se centrará en
las desigualdades provocadas por su carácter clasista, en la falta de
equipamientos y en la crítica a los contenidos y métodos de la enseñanza
tradicional.
El tema de la coeducación
no aparece en los debates pedagógicos puesto que se piensa que en la
escuela se trata igual a niños que a niñas ya que van unificándose los
programas.
La implantación de la escuela mixta dentro de las
condiciones generales creadas por la Ley de 1970 ha sido positiva para las
mujeres. Su escolarización ha ido aumentando progresivamente y más rápidamente
que la de los hombres, como ya ocurrió en la Segunda República.
La discriminación por razón de sexo en la estructura
educativa tiende a disminuir.
La enseñanza mixta es una situación ventajosa
para las mujeres en comparación con la educación segregada.
El sistema educativo no trata todavía por igual a mujeres y
varones y es necesario investigar sobre el origen y los mecanismos de las
diferencias.
En primer lugar, las mujeres acceden muy poco a los estudios
de tipo técnico, precisamente los que más prestigio tienen y en los que existen
mayores posibilidades profesionales.
En segundo lugar, los actuales datos sobre el paro muestran
que la posesión de un título universitario supone para los hombres una ventaja
sobre el resto de jóvenes de su misma edad en el momento de encontrar
trabajo. En el caso de las mujeres, la
posesión de un título universitario no conlleva tales ventajas respecto al
conjunto de mujeres de su misma edad que desean trabajar.
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